Con las preocupaciones de la sociología por reivindicar las relaciones sociales que se tejen en la vida cotidiana, tienen su auge las dos corrientes más importantes que vinculan el quehacer de los hombres particulares con su mundo: el interaccionismo simbólico y las etnometodologías. Personajes como Harold Garfinkel, Alfred Schütz o Erving Goffman, intentarán en su obra conceptualizar sobre la cotidianidad en relación con las prácticas comunicativas y culturales, para llegar a la relación angular entre ellas. En primer lugar, para comprender lo que se entrama en la realidad concreta de los hombres particulares, hay que hablar de la práctica comunicativa íntima por excelencia: la conversación. Los sociólogos cotidianos y etnometodólogos destacan el papel de la conversación como el eje de las prácticas comunicativas concretas en la vida cotidiana. La conversación es íntima, bidireccional, susceptible de virajes, puede contraerse o expandirse. La conversación refleja las características propias de una cultura. Una conversación con una persona nunca será igual que una conversación con otra. Y esto es producto de las relaciones culturales que atraviesan a cada individuo particular.
Así mismo, con Michel de Certeau se exaltará otra de las prácticas que permiten entender el estrecho vínculo comunicación-cotidianidad-cultura: el tránsito urbano, la manera de relacionarse de los transeúntes con su ciudad y con otros. Cuando observamos una calle, vemos a los peatones circular por ella, chocarse, mirarse, evitarse, se están generando un sinnúmero de interacciones simbólicas que son susceptibles de interpretación y que dependen casi en su totalidad de una cultura específica. Es una práctica comunicativa cotidiana, que pasa desapercibida pero que puede dar cuenta de cómo se habita una ciudad o de cómo los ciudadanos se relacionan con su contexto.
Los dejo en manos de la socióloga Anne Rawls, docente de la Universidad de Bentley, hablando sobre la etnometodología, la vida cotidiana y sus relaciones:
La etnometodología puede ser un buen complemento en la actual crisis de las ciencias sociales. La cotidianidad se olvidó y estamos tratando de recuperarla!
ResponderEliminar